Espíritu - Por Luiz de Mattos

El espíritu es inteligencia, es vida, es poder creador y realizador. En él no hay materia en ninguno de sus etapas de desarrollo; es, por lo tanto, inmaterial. Partícula individualizada, así se conserva en toda su trayectoria que hace en el proceso de la evolución.


El espíritu es indivisible, eterno, y evoluciona para el perfeccionamiento cada vez mayor. Como partícula del Todo, es inherente de él y subsiste a cualquier transformación, no habiendo nada que pueda destruirlo.

En el Capítulo 2 de este libro, titulado “Fuerza y Materia”, quedó evidenciada la evolución de las partículas de Fuerza, desde su estado primario hasta cuando adquieren suficiente desarrollo para incitar y movilizar un cuerpo humano.

Se da a la partícula de la Fuerza la denominación de espíritu, desde que inicia el proceso evolutivo en cuerpo humano, denominación que mantiene de ahí por delante en su camino evolutivo.

En el espacio infinito del Universo, en que la Inteligencia Universal vibra, sin interrupción, acusando permanente acción conciente y constantes demostraciones de vida, el espíritu se manifiesta por movimientos vibratorios en todas las actividades.

Los movimientos son irradiados desde un núcleo de Fuerza, que es el espíritu, en la inmensidad de una esencia idéntica, que es el Todo, marcando el poder de atracción que hace con que atributos de ese Todo converjan para el núcleo, desarrollándolo y dándole mayor potencialidad.

Los principales atributos del espíritu, inherentes al Todo, son:

 Inteligencia
 Raciocinio
 Voluntad
 Conciencia de si mismo
 Dominio propio
 Equilibrio mental
 Lógica
 Percepción
 Sensibilidad
 Capacidad de concepción
 Carácter
  
● Inteligencia

La inteligencia, como atributo maestro del espíritu, orienta a los demás, perfeccionándolos y contribuyendo para tornarlos mejores y más eficientes. De la inteligencia dependen, pues, los otros atributos espirituales que germinan, expanden, crecen, amplían y perfeccionan, de acuerdo con la evolución del espíritu.

La inteligencia está por detrás del raciocinio, proveyéndolo de los medios necesarios a su crecimiento. Ella dilata los horizontes del espíritu, es el instrumento capaz de clarificar la mente del ser humano, proporcionándole mayor discernimiento sobre la vida espiritual.

La inteligencia, gran aliada de la perfección, hace con que la persona reconozca sus fallas y procure evitarlas.

● Raciocinio

El raciocinio constituye valioso atributo espiritual del que dispone el ser humano para analizar los hechos de la vida y extraer de los acontecimientos las lecciones propicias para su aprovechamiento.

El raciocinio es como una luz proyectada sobre los problemas difíciles de la existencia, para tornarlos claros y comprensibles. Además de orientar al espíritu en el curso de su evolución, él es un poderoso instrumento de defensa contra el convencionalismo mundano, contra el fanatismo, contra las mistificaciones de cualquier naturaleza, que producen subordinaciones indicadoras de formas agudas o amenas de avasallamiento.

● Voluntad

La voluntad es poderosa fuerza que impulsa al ser para llegar al triunfo, no existiendo dificultad u obstáculo – dentro, naturalmente, de las limitaciones humanas – que no sea capaz de superar. Ella tiene el poder de dominar el desánimo, la timidez, las debilidades, las pasiones, los vicios, los deseos descomedidos, cuando el ser humano sabe utilizar, concientemente, ese atributo espiritual.

Es común que las personas confundan voluntad con deseo, a pesar de ser, en verdad, cosas diferentes. Cuando el ser humano es envuelto por un deseo inferior y posee la voluntad suficientemente ejercitada, ésta interviene, domina y vence el deseo.

La fuerza de voluntad es la llama interior que conduce a la victoria a los que la saben alimentar, mismo en las luchas más arduas y difíciles de la vida. Es el resultado de una serie de sucesos alcanzados por el espíritu, con esfuerzo y decisión, a través de sus existencias anteriores en cuerpo humano, y como expresión de valor, una fortaleza indestructible para cualquiera.

● Conciencia de si mismo

La conciencia de sí mismo hace con que el ser humano no se exceda en sus posibilidades, dispersando, en pura pérdida, las energías que posee. Ella significa, pues, la auto-apreciación en su real sentido, no dando lugar a la exaltación de la vanidad ni a la falsa modestia, ya que la magnitud y el valor espiritual son encarados siempre dentro de una rigurosa visualización normal.

En posesión de la conciencia de sí mismo, la persona procede con simplicidad, imparcialidad y respeto a los semejantes, por saber que todos tienen un origen común y hacen, sin distinción, el mismo curso evolutivo.

● Dominio propio

El dominio propio asegura al ser humano el control íntimo, evitando actos impulsivos y actitudes impensadas que le puedan llevar a cometer desatinos, muchos de los cuales irreparables, del que se arrepentirán más tarde, como sucede la mayoría de las veces.

La persona necesita estar siempre alerta y vigilante, conciente que es fuerza espiritual que vibra incesantemente, atrayendo y repeliendo. Corrientes favorables y desfavorables a su progreso y bienestar llenan el espacio, cruzándose en todas direcciones. De ahí la necesidad del dominio propio, para no dejarse influenciar por irradiaciones adversas, procediendo, únicamente, de acuerdo con su voluntad.
        
● Equilibrio mental

El equilibrio mental proviene de la agudeza de los sentidos, del temperamento bien ajustado a las realidades de la vida, de la serenidad, de la comprensión exacta de las posibilidades y de la justa apreciación de los hechos.

La calma, la serenidad, la moderación, las actitudes ponderadas, la reflexión, el criterio y el buen sentido son cualidades reveladoras del equilibrio mental, por medio del cual la persona, en el torbellino de la existencia terrena, procede con mayor seguridad y se abstiene de la práctica de errores comunes. Luego, el perfeccionamiento de ese atributo debe ser objeto de constantes cuidados, pues él desempeña un papel de la más alta significación en el proceso de la evolución espiritual.
        
● Lógica
        
La lógica es un atributo que da a cada persona coherencia en sus actitudes, coherencia en sintetizar las ideas y orientación de los pensamientos. Es, por excelencia, resultante de la educación y del perfeccionamiento espiritual del ser humano, posibilitando que, de acuerdo con su preparación evolutiva, formule sus conjeturas con bases firmes, objetivas y reales.

Sin perfeccionamiento espiritual, la lógica es imposible.  Siendo así, ninguna afirmación podrá tener bases sólidas si no fuere firmemente apoyada en ese importante atributo.

● Percepción

En la percepción pesan determinados factores síquicos que representan valores reales, fácilmente reconocibles. De ella son fuertes componentes los recursos de la intuición y de la inspiración, que poseen importancia destacada entre los demás atributos espirituales y las propias acciones humanas.

Íntimamente ligada al poder de comprensión del espíritu, a su agudeza, perspicacia y sensibilidad, la capacidad de percepción, además de eso, ejerce notable influencia en el terreno de la observación, revelándole aquello que las conveniencias tantas veces esconden.

Cuando la prudencia interviene, cautelosa, en las resoluciones de una persona, es aún su capacidad de percepción que le abastece de los elementos de decisión.

● Sensibilidad

La sensibilidad es un atributo que dispone el espíritu para sentir las corrientes vibratorias del medio ambiente, va más allá de las apariencias. Es por la sensibilidad que se percibe el sentimiento afín que congrega, que une, que hermana a los seres de idénticos ideales y de iguales aspiraciones.

Es la sensibilidad, además, el instrumento de la alegría y del dolor: dolor que hace muchas veces – a la persona desatenta, indiferente y distante del cumplimiento del deber - a concentrarse en si mismo y despertar,  para el cumplimiento del deber y comprender la realidad de la vida.

● Capacidad de concepción

En la capacidad de concepción están el genio inventivo, las creaciones del pensamiento y la fuerza ingeniosa realizadora de todas las transformaciones y mejoramientos. Esencialmente constructiva, a ella se debe, como elemento propulsor, el desarrollo progresivo de la humanidad.

Tanto en las artes como en las ciencias, letras y todos los sectores de las actividades humanas, la capacidad de concepción ocupa posición de inconfundible relevancia. La formación de las riquezas le es debida, así como las abnegaciones, los desprendimientos y las renuncias, por ser ella cultivada, por lo general, en beneficio de la colectividad.

● Carácter

El carácter, como tantos otros atributos, evidencia inequívocamente, la evolución espiritual del ser humano.

Los que poseen firmeza de carácter dan siempre los mejores, los más admirables ejemplos de rectitud en todos los actos de la vida.

Como resultado de la combinación armónica con los demás atributos ya mencionados, el carácter revela suficiente madurez espiritual y efectivas condiciones para la ascensión a la clase evolutiva más elevada.

Los atributos del espíritu son innumerables, aumentan y se desarrollan en razón directa al crecimiento espiritual.

Espiritu
Por Luiz de Mattos
Traducido al español por Adelina González