El despertar para la espiritualidad depende de las propias personas. Unas despiertan temprano, mientras que otras demoran más. El despertar espiritual de cada uno resulta del acervo de conquistas del espíritu en existencias pasadas.Las que tienen esa inspiración, sienten que algo superior surge de lo íntimo y se esparce por el camino evolutivo ahora clarificado por luces astrales, que les dan esperanza de nuevas conquistas espirituales a través del dominio de sí mismas.
Otras se pierden por ese camino, olvidadas de lo que vinieron hacer al planeta escuela Tierra: conquistar mayor evolución espiritual. Cambian el compromiso hecho en el mundo de estadio por diversiones e ilusiones que el mundo de escolaridad ofrece.
Tarde o temprano, los seres humanos, sin excepción, tendrán que despertar para la espiritualidad, muchos por sufrimientos innegables. Pero van a despertar por la necesidad de más luz interior, para que la vida sea vista por otro prisma, en que la materia pase a ser el medio de que se servirán para conquistar algo más sublime, la espiritualidad, concretizando en el plano físico la verdadera vida, que es la planificada en campo astral.
El Racionalismo Cristiano abriga principios orientadores dirigidos para las personas que vislumbran la espiritualidad por encima de todo lo que este mundo ofrece, pues clarifican aún más sus pensamientos ya despiertos, elucidándolas sobre los porqués de la vida.
La elucidación que el Racionalismo Cristiano ofrece a los seres humanos depende, por lo tanto, de la absorción que hicieren de sus principios doctrinarios, de la voluntad de fortalecer al espíritu a través de la práctica del bien. Y así, de la unión del Racionalismo Cristiano como doctrina esclarecedora con las personas que procuran más luz espiritual resulta la gran fuerza que las llevará a conquistas evolutivas, con mucha paz y felicidad.
 |
Dirección Calle Dr. Magested, 1766 Montevidéu - UruguaiCEP: 117000 |
El despertar para la espiritualidad clarifican aún más sus pensamientos
Por Antonio Cottas
Traducido al español por Adelina González
